El teatro como instrumento de transmisión de valores tiene una larga historia. Casi tanta como la propia humanidad, porque el lenguaje teatral es el lenguaje más esencial y primitivo del ser humano.
Desde un punto de vista pedagógico, el teatro se ha mostrado extraordinariamente útil, ya que aporta una asimilación dinámica de conocimientos, invita a la acción y, por su capacidad globalizadora, promueve actitudes y valores. Por ello, el teatro se está usando cada vez más como recurso de educación social, y sus técnicas están provocando un gran interés por parte de todo tipo de colectivos culturales, educativos y sociales.
El sentido lúdico que aporta el juego teatral, genera un clima de trabajo creativo, relajado, cordial, positivo, factores que favorecen notablemente la participación.
Asimismo, la recreación de personajes y la representación teatral de roles sociales diferentes ayuda al entendimiento y a un posible acercamiento de posturas.
El teatro cuenta con infinidad de técnicas y dinámicas que facilitan el desarrollo de habilidades en la gestión y mediación de los conflictos: escucha activa y critica, comunicación fluida, uso preciso de la palabra, comprensión, análisis de expectativas, promoción de la conducta cooperativa, motivaciones positivas, etc.
El teatro social o teatro del oprimido es un método creado y desarrollado por el dramaturgo, actor, director y pedagogo brasileño Augusto Boal a partir de los años 50. Utiliza el teatro como un instrumento de liberación y con el propósito de toma de conciencia social y política.
Su principal contribución es que rompe la distancia entre actores y espectadores. Los participantes reflexionan sobre las relaciones de poder mediante el análisis y representación de historias entre opresores y oprimidos. Las secuencias de acción son construidas en equipo, a partir de hechos reales y conflictos de una comunidad.
Estas técnicas se comenzaron a aplicar hace unos años en varios países para tratar temas sociales como la marginación, la inmigración, la violencia en ciertos colectivos.
La aplicación de estas modalidades de teatro abre un nuevo panorama en el ámbito de la participación como herramienta de transformación social, tan necesarios para la realidad por la que en la actualidad transitamos.
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